lunes, 6 de julio de 2020

Diario del fin del mundo #8


Día 82

Leer a Marosa es una experiencia multisensorial. Su universo de marmol y duraznos perfumados -tan sexy, tan nítido, tan animal y provocador- es una invitación a dejarse llevar, una invitación a suspender el mundo y quedarse a vivir ahí con ella, rodeadas de mariposas con cuerpo de hombres, de noches florecidas y oscuridades juguetonas.
Hoy la estudiamos en el taller de Vero Yattah. Es muy hermoso escucharla leer. Se puede aprender mucho leyendo poesía, dijo.

Día 83

Un árbol parece humo y el pasto se volvió amarillo. Por lo menos a dos persona les sirvió como inspiración la consigna que subí a las redes de la biblioteca ¡Que alegría!

Día 84

Mi cuerpo limpio 
sobre 
las sábanas limpias.

Sobre la almohada
bruma de lavanda 
shampoo de kiwi y
Vicente recién bañado.

La leña
terminando de consumirse
en el living.

Día 85

Sigo leyendo a Marosa y me bajé los diarios de Anais Nin, los empecé ayer pero me quedé dormida en la segunda página virtual. 
Me gusta que me pidan recomendaciones literarias. Cargué en el blog de buenos cielos un montón de cuentos de autoras argentinas. Tengo que ultimar detalles y empezar a publicarlos. Es un gran archivo ese blog y sigue creciendo.

Día 86

El paisaje se agita con el viento.
Yo, floto.

Día 87

A veces la brisa
trae su perfume 
como si estuviera al lado mío
preparándose para salir
con su sweter celeste escote en v
y su sonrisa tranquila.

Hoy pensé en mi papá y escribí este poema. Lo imaginé caminando conmigo por las calles de La Falda. Me pregunto ¿qué le hubiera parecido la casa, el barrio? ¿Qué diría de Vicente, del Covid-19, de que estoy sin trabajo? En mi mente lo abracé y me acerqué a su suavidad, a su perfume, a su barba en mi mejilla.

Día 88

Pancho, el farmacéutico, me recomendó diclofenac 100 y dexametasona contra el dolor de mandíbula y oído, causado, supongo, por la muela de juicio. Salvo por  el estómago revuelto, funciona a la perfección la conjunción de  pastillas, por suerte porque la molestia constante me tuvo a maltraer, dormí mucho y mal y casi me dejo vencer por el mal humor.

Día 89

Es domingo, Hay viento. Estoy aburrida y contracturada. No quiero dormir ni hacer nada. El día es un calvario. Me vino por eso ayer dormí tanto y hoy quiero desaparecer. 

Día 90

Siempre hay platos para lavar, como si se reprodujeran cuando no los vemos. Lo bueno es que lavo mirando el cielo, los árboles y a la noche las lucesitas  de las casas en la montaña.
Ya se puede salir pero no lo hicimos, salvo para comprar alimentos y alguna otra cosita. 

Hoy es feriado así que mañana voy a llamar para pedir un turno odontológico a aver si es la muela de juicio lo que me produce la molestia. Las pastillas son mi salvación por estos días.

Que difícil ser cíclica. Estoy en la etapa de abulia, desidia y tristeza, desechando todo lo que no sirve, menstruando con eclipses y mercurio retrógrado. Literalmente me gustaría esfumarme.

Día 91

Silencio sepulcral en el monte y una muela que me atormenta.