martes, 26 de mayo de 2015

Paralelismos y similitudes entre el cine argentino de la década del 60 y el de la década del 90

Tanto el cine de los `60 como el de los `90 nace de un inconformismo y se opone al  cine anterior. Estas generaciones consiguieron renovar el imaginario del cine transformando la forma tradicional del relato y utilizando al medio como forma de expresión y no como producto de consumo. La temática más clara de estas generaciones es la preocupación  por mostrar y denunciar la realidad socia del país. Los Films cuentan con una fuerte crítica cultural que incluye al propio cine. Rechazan imágenes del populismo estético e incluyen la extrañación de la que habla Brecht, reflexión, desautomatización, ver una realidad más amplia. Otras constantes entre ambas cinematografías son las producciones flexibles, con presupuestos reducidos, las estrategias de producciones independientes, la experimentación y el rol de antihéroes que cumplen los personajes, políticamente incorrectos. Tanto en los `60 como en los `90 se plantea el intento de que los espectadores se sientan representados, la recuperación de un sentido de lo verosímil, la reaparición de la ciudad como un protagonista, la búsqueda de un imaginario propio. Una diferencia entre estas generaciones es que en los `60 los espacios comunes de encuentro entre los jóvenes cineastas amateurs eran los cineclubs. Fue en los `90 cuando aparecieron escuelas donde aprender de manera sistemática que aportaron reflexión teórica a la producción, diferentes ámbitos de exhibición no comercial y nuevas publicaciones relacionadas con la crítica.
Mientras que en la década del `60 los Films retratan el deseo de los jóvenes de salirse del sistema el nuevo cine argentino de los `90 retrata jóvenes que hacen lo imposible ya no por salirse del sistema si no por entrar. En los `60 vemos jóvenes que se oponen a una figura paterna autoritaria, rechazando de esta manera el estado de autoritarismo que se vivía en el país. Un buen ejemplo es Los de la mesa 10 (Simon Feldman. 1962) que muestra conflictos generacionales y rebelión juvenil. Esta película  trata la relación entre padres e hijos desde el punto de vista de los jóvenes, ya no será el punto de vista del padre quien cuente la historia. María y José quieren casarse pero como son de diferentes clases sociales los padres se oponen. La pareja busca salida en la mesa 10 del bar que frecuentan. En la década del `90 problemas sociales y económicos terminaron de descomponer la estructura familiar tradicional. En este marco aparece Pizza, birra y faso (Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano. 1998) donde encontramos un grupo de jóvenes marginales que se reúnen por identificación e intentan construir su identidad a través de la identidad colectiva de los que consideran pares. La idea de familia seguirá existiendo como grupo de personas con fin común pero no necesariamente padre, madre e hijos. El padre autoritario pasa a ser un padre ausente y la familia se vuelve disfuncional pero en la que, por la falta de figuras paternas, hay una reubicación de roles dentro del grupo, que posibilitan la concepción de tal como un grupo familiar.La familia, que comienza siendo patriarcal con un padre sostén, pasa por una sociedad donde la mujer lucha con las mismas armas que el hombre. De la incomprensión de la juventud se llega a un estado de abandono de los hijos, que se mueven sin motivaciones ni objetivos como destino trágico e inevitable. Los personajes intentan comunicarse aunque tal vez no sepan como. De esa incomunicación se desata la violencia. La unión entre pares es lo que perdura y el amor como norma de unión engendrará respeto mutuo y solidaridad entre los integrantes de la familia o grupo de pares.

Aparte de una política oficial adversa las semejanzas del cine de las dos época se relaciona con una postura en contra del cine comercial que n sentían representativo, la búsqueda de autenticidad, de identidad y de un imaginario propio dentro de un clima de renovación cultural influenciado por las vanguardias provenientes de diferentes partes del mundo.

¿Qué hacer?


¿De dónde agarrarse cuando la realidad te atropella?

Cuando todo es realidad, no queda otra y obstinada realidad.

Cuando la realidad no te miente, ni siquiera te susurra a los ojos. Cuando te despierta a gritos y te invade con sus más efectivos y punzantes silencios inquisidores, profundos, sin retorno.

Aprender a ser valiente, y recordarlo.

martes, 19 de mayo de 2015

Los 400 golpes de Francois Truffaut

La nouvelle vague (Nueva ola) es una corriente cinematográfica francesa surgida a finales de la década del ´50 que  reacciona contra las estructuras del cine de la época. A partir de la experiencia de la  crítica surge la idea de filmar “películas-ensayo”. Estos nuevos directores aspiran a la libertad de expresión y a la libertad técnica. Entre los referentes que inspiraron a esta Nueva Ola encontramos el realismo desgarrado y social del neorrealismo italiano como así también su preferencia por el exterior y sus personajes en clave de  metáfora y la mirada del cine clásico norteamericano.
Esta corriente busca un lenguaje capaz de plasmar la energía e independencia artística. Mediante la puesta en escena y el movimiento de la cámara dotan a las películas de un discurso independiente y autoral. Los Films adoptan una postura más intelectual y artística marcadamente opuesta al cine comercial. El cine se convierte en un instrumento independiente del resto de las artes.
Los 400 golpes de Francois Truffaut  es la película más emblemática de esta corriente cinematográfica ya que propuso una nueva reflexión de los valores sociales de la sociedad francesa. Se trata de una obra cargada de datos autobiográficos del director. El nombre de la película señala un mundo injusto que obliga a despabilarse a los golpes. La historia nos muestra la vida cotidiana de Doniel, un chico de 12 años que vive en París y rompe con varias normas sociales. En ella se retrata la infancia de manera sencilla y humana. La película plantea el conflicto entre lo real y lo ilusorio desde la mirada de un niño. Diferentes Instituciones -la familia, la escuela, la fuerza policial, la justicia, el sistema carcelario- son criticadas a partir de la forma libre de entender la existencia que tiene Doniel. Las continuas travesuras del muchacho incluyen temas como la rebeldía, la omnipotencia, la libertad y la marginalidad.
La veracidad del relato se logra mediante una puesta en escena transparente, donde lo que interesa son los movimientos de los personajes. Hace referencia a libros, películas e íconos culturales. Enfatiza la presencia de la ciudad a través de sonidos urbanos. El director nos genera una simpatía cómplice con este niño conflictivo-aunque tierno e ingenuo- en contraste con el mundo adulto.
Truffaut dota a su cámara de una movilidad incesante. Es un personaje más, sigue  los movimientos de los actores, empapando al relato de cercanía e intimidad. Vemos la acción desde una posición privilegiada, casi somos parte de ella. Usa, de forma notable,  travellings y  encuadres dinámicos como también abundantes panorámicas y secuencias donde usa el recurso de la cámara en mano. La cámara narra, nos habla silenciosamente. Su composición naturalista, elegante, formal, lírica y sobria  nos aproxima con mayor verosimilitud al costumbrismo ficcional instaurado en torno a Doniel.


lunes, 18 de mayo de 2015

Primer círculo (Limbo)

Desespero sentada en el centro de la nada, en una mesa con mantel blanco y perros que ladran a lo lejos.

Qué es la vida sino una constante absurda de días que pasan. Horas que pasan. Minutos, segundos que pasan y se pierden en recuerdos grises que desempolvamos de vez en cuando y cuando el corazón nos lo permite sin que se inunde.
Qué es la vida sino un pasado que nos da calor tanto como nos entristece y un futuro no tan incierto.
Hoy.
Ahora.

El barrio de mi infancia me devuelve la imagen de un paisaje interno que ha progresado en pos de derrumbes y mudanzas y manos de pintura sobre manos de pintura y manos que ya no me acarician la frente.


No se vivir.


La mayoría de mis días transcurren sobre una tristeza sin dolor que me enmudece y me distancia. Una tristeza sin dolor que me deja con las fuerzas mínimas para poder seguir ahogándome
                                                                                                                              -una y otra vez-
en este azul que llevo dentro y rompe contra mi pecho calmo y violento queriendo desbordarse.

No se vivir.
Ni tampoco esperar aunque espero.
Me sumerjo en una angustia mustia que me ensordece y me deja ciega  y no me alivia.
No se vivir ni desprenderme de mi individualismo EGOísta y sistemático, prejuicioso, tímido, tirano.
                                                                                                               -la conexión es la excepción.-
Me cuesta sentir el todo en mi. Ser todo. Ser cósmica, universal, inmaterial.
Mi cuerpo, reservorio de mi alma, se acostumbró a doler allí en el cruce de la materia y el espíritu.


No se vivir.


Espero desterrada y con una profunda tristeza intrínseca que me vuelve charco los ojos y me apresura la escritura. Espero y respiro.
Intento no dejarme caer en ninguno de mis  abismos.
Intento no suicidarme, simbólicamente claro, como tantas veces repito.
¿La alegría? ¿La felicidad? Son tan, o tal vez un poco más efímeras que el dolor y la tristeza.

¿Y entonces qué es la vida?
La vida es ser en la nada y la nada incluye al todo y no me siento parte del todo cuando:

-Una noche clara-

La noche me regala el ensayo de un futur@ concertista de piano  que es -alegre y melancólica- la música  de fondo del apagón.
No es un apagón.    
                                      
                                               -Se cortó la luz-
                                                                       
Es una noche clara, la ciudad brilla y me ilumina.
Disfruto del pedazo de cielo y profundidad que el edificio de enfrente me permite.
Con menos cosas soy más feliz. Desenchufada soy más feliz.
Prendo algunas velas.

                                               -Miro el fuego-

Los colores fríos dándole paso a los colores cálidos  en una sutil transición.
Pequeños luceros de diferentes  tamaños.
Transparencias en el calor/color de la llama dulce.
Pequeños milagros.
                                             - Toco la cera caliente-

Experimento el momento.
Soy el momento.
Y todo mi pasado.
El placer del débil ardor me devolvió las ganas de vivir.


Hombres momento

Un hombre está parado en el centro del salón. No hace más que observar y sonreír, es mucho más de lo que muchos hacen.
Nadie lo ve salvo yo que también observo.
Otro hombre se agarra del pasamano. Sus ojos son limpios y sus gestos varoniles. Todos lo ven, nadie lo nota salvo yo que estoy tan sola.
Nadie habla, no sabemos cómo hacerlo.

martes, 12 de mayo de 2015

Todavía

Todavía no me convencen de que en el mundo de los vivos se vive mejor.
Déjenme con mi sueño, con mis obituarios,  con mis libros y sus voces, con las sombras que se vuelven amigas.

Todavía no me convencen de que la mañana existe.
Déjenme con mi fuera de tiempo, con mis dos de la tarde, con mi cielo estrellado y profundo, con el misterio de la noche y con el silencio -que tantas veces aturde  y tantas otras acaricia-.

Todavía no me convencen de que la gente es mala.
Déjenme con mis personajes de realidad, con mis villanos llenos de escrúpulos y dignidad, con mis príncipes trash sin un ápice de dulzura.

Todavía no me convencen de que el amor no existe.
Prefiero seguir sintiéndolo aunque no me correspondan, seguir hablando aunque me mientan y saber exactamente cuándo olvidar aunque no del todo.

Aunque nadie lo sospeche las cosas cambian.

Obtengo lo que quiero de gente que no me importa pero el tiempo a fuerza de perseverancia volvió parte de mi vida.
Sufro por lo que no existe.
Lo que no pasa me desvela.
La noche me pervierte los pensamientos y me corrompe las ideas.
El cinismo se aloja en la garganta.
Y ese vos particular que no aparece.
Y la gramática de los idiomas.
Murmuro en soledad, extraña de mí.
Otra vez el antes es mejor que el después. Y siempre hay un ahora y un después y un antes alternativamente.
Pongo tus manos transparentes sobre tus ojos y mis manos pequeñas sobre los míos.
Fuimos todos los rojos del fuego. Pero más la nieve.
 -Hablo sola. Me escucho. Escribo en voz alta.-
Nos damos la mano.
Nos vamos.
Hoy no caigo en los mismo errores.



viernes, 8 de mayo de 2015

¿Por qué?

Porque sé.
Porque no quiero.
Porque me siento confundida y agobiada.
Porque ya no me divierte.

La desconexión es por los ojos, el vacío aparece con las letras que lo llenan y se pierden y retornan…

Porque no tengo ganas. Ni me pone tan feliz tu felicidad ni tan triste tu pena.
Hay distancia. 
Cuanto más cerca, más incómoda.
Porque está pasando.

Estoy a un millón de años luz – quién sabe si para atrás o para adelante- pero a un millón de años luz de alguien. 

Lágrimas de lluvia.

Los ruidos de la ciudad aturden mis sentidos.
El balcón me limita la energía que necesita expandirse.
Un perro ladra y me asusta, me distrae.
Y los autos de la avenida, impulsados por una inercia ciega avanzan en sentido lineal.

Cierro los ojos.

El viento me despeina y hace flamear mi vestido.
Me acaricia la cara con olor a libertad.
Gotas microscópicas, como un coro romano, irrumpen prolijas en escena.
El balcón ya no me encierra.

La tormenta avisa pero tarda en llegar.

Un niño ríe a carcajadas como telón de fondo.
Mi padre, agitado, celebra un banquete con los dioses.
Siento la lluvia fresca, respiro, siento la piel.
...