En blanco y negro, en
marcos ovalados, rectangulares, sin marcos. Álbumes cargados con caras, gestos,
momentos estáticos e infinitos. Parte del alma que se pierde en cada fotografía
como en cada nostalgia, en cada beldad, en cada dolor. Generación y
regeneración. Generaciones. Pasado, presente y futuro.
Ancianas centenarias
dignas del realismo mágico con el que García Márquez nos cuenta el mundo; niñas
futuro que juegan sonrientes y despreocupadas; amigos hermanos; tíos, primos,
espacios vacíos, mi mamá, y entre todos amor.
Cambios. Movimiento.
Cuatro generaciones en plena transición. Cada uno de sus integrantes con su
particular estilo y todos con algo en común: la familia que nos tocó.
Con sus luces y sombras,
sus desvíos, silencios y empastados. Con la alegría del compartir y construir.
Reconstrucción de escenas
que después serán recuerdos. La memoria como capacidad de conservar
pensamientos para luego reproducir estados de conciencia ya experimentados. Sensaciones.
Memoria y olvido, ejes
opuestos de un mismo plano que se complementan.
Complemento y no
suplemento. Lo que suple no completa. Lo que completa llena, desborda, anima.
¡Ánimo! Somos extraños
obligados a reconocernos familia, a reconocernos personas, a reconocernos
humanos, animales, pasión, llanto, vida, emoción, acción, alivio, recuerdos del
futuro. Ánimo desconocidos, conocidos, parientes, vecinos, hormigas, jarrones,
cielo sin edificios ¡no estamos obligados a nada!
La nada también es algo,
es todo, somos vos y yo, ustedesnosotrosellos, todos los verbos y sus
conjugaciones, los pavos reales, los ruidos, los sueños, la imaginación y tu
boca roja. Roja como la manzana que voy a comer para perder el paraíso y ganar infiernos.
Infiernos humeantes que
incendian e implosionan jardines y esparcen de manera centrífuga sus cenizas
que danzan arremolinadas entre los miedos y las pasiones, entre todo lo que
pude ser, fue y no será. Círculos viciosos. Circo. Vicios circulares. Humo, tu
boca en la manzana que luego voy a comer.
El todo. La nada. Tu
boca. El rojo. La manzana. Mi delirio. Y allá al fondo un retrato de mi padre
que me observa desde el otro lado de la muerte con su camisa arremangada cuando
todavía no era mi padre, cuando todavía yo no existía en este mundo y vagaba
libre por el universo como ahora lo hace él.
Ciclos. Cíclopes.
Odiseas. Fantasía y realidad. Historias. Personas. Nosotros mismos dando
vueltas, nadando en cielos eternos o ardiendo en la pasión de algún infierno.
Cada uno de nosotros, solos o acompañados, dando vueltas con la nada que no
deja de girar y nos marea y nos golpea y nos tira y una y otra vez volvemos a
levantarnos para seguir bailando en círculos y a toda velocidad.