sábado, 27 de junio de 2015

Cien años de soledad: interpretación.



La historia comienza con una regresión al pasado a partir de la memoria evocando un recuerdo frente a la certeza de la muerte. “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota…”
Cien años de soledad refleja recurrentemente la idea de la importancia de la memoria tanto para evocar el pasado como para eludir a la pérdida y siempre para enfrentar al presente. Hace alusión a la necesidad de recordar. Distingue un pasado muerto que quiere pasar por presente vivo y un presente vivo que recupera el pasado.
El olvido aparece como parte constituyente de la memoria y está omnipresente en la novela como elemento de la trama. El olvido y el rol del lenguaje para la creación y la percepción de posibles discursos junto con la dependencia de la memoria colectiva que dan los marcos sociales son elementos fundamentales del recuerdo. La memoria se forma entre los esquemas establecidos en una sociedad y  su orden simbólico colectivo. Es decir, cualquier recuerdo existe dentro de un contexto. Los recuerdos aparecen como contingentes, arbitrarios y dependientes de la situación del que se acuerda.
La enfermedad del insomnio junto con la amnesia colectiva del pueblo representan la pérdida de la memoria colectiva. Marca una contraposición entre olvido y memoria. García Márquez revisa las creencias esenciales de la sociedad y las relativiza. El peligro genera diferentes respuestas frente al olvido: la escritura, el restablecimiento del pasado a partir de lectura de cartas y el proyecto de construcción de una “máquina de la memoria”.  Aparecen otras técnicas de conservación como las prácticas juglares de Francisco el Hombre  y las canciones como manera colectiva y oral de la memoria. En este contexto el lenguaje se utiliza como medio del recuerdo para la reconstrucción de la memoria. Esta peste afirma la victoria del lenguaje pero también de la identidad. 
El eje  memoria-olvido puede observarse en el enfrentamiento entre conservadores y liberales y entre explotados y explotadores. Las facciones dominantes hacen uso del poder escrito mientras que los liberales y los antiimperialistas hacen uso del carácter oral de la cultura. Por otro lado existen acontecimientos que residen en el subconsciente y no se dejan eliminar de la memoria: la descendencia con cola de cerdo y el trauma de Prudencio Aguilar por ejemplo. Aparece así el concepto de memoria involuntaria.
El tiempo lineal (la vida de estos personajes narrada en los pergaminos)  cede lugar a un tiempo circular ya que carece de una definición temporal explícita y se detallan acontecimientos pero sin precisarlos. Hay constantes saltos del presente al pasado y repentinamente al futuro. Advertimos que el tiempo es cíclico porque ocurren acontecimientos que se repiten una y otra vez. No es una circularidad armónica sino una circularidad infeliz que está marcada por el fracaso. La historia de esta familia es una historia de repeticiones. El movimiento circular e inútil simboliza la frustración individual y colectiva.
Se repiten los nombres y cada uno implica rasgos típicos. Las características de los personajes se heredan de generación en generación. Los nombres Aureliano y José Arcadio nos hablan del eterno retorno, de la historia cíclica. Entre las mujeres se repiten las Úrsulas, las Remedios y las Amarantas.  En esta identificación de rasgos comunes se pierde la individualidad. Todas las generaciones construyen continuamente para destruir, prisioneras de un círculo vicioso (José Arcadio Buendía con los pescaditos de oro, el Coronel Aureliano con las 32 guerras, Amaranta teje y desteje el sudario, etc.). La división entre las funciones de los hombres y de las mujeres perdura los cien años: los varones son activos y productores, trabajan, se enriquecen, van a la guerra o están dispuestos a lanzarse a aventuras descomunales. Las mujeres permanecen en el hogar, se ocupan de las tareas domésticas, en tiempos de crisis pueden generar algún negocio casero como los animales de caramelos o las rifas. Los hombres son caprichosos, soñadores, propensos a la ilusión, débiles y descarriados. En cambio las mujeres son sólidas, constantes y modelos de estabilidad y orden. Mientras que los hombres son amos y señores del mundo las mujeres son amas y señoras del hogar. Tiene una autoridad ilimitada sobre los hijos y nietos, aún cuando estos crecen. Deciden desde la cuna la vocación de los varones o el final de las mujeres. Existe una atracción apasionada entre los miembros de la familia.
Los personajes con más de cien años representan la tensión tradición-modernidad. El pasado no se pasa y el futuro no se advierte. Los vivos están muertos y se abstraen de la realidad en un largo período de no existencia. Hay una suspensión entre el mundo de los vivos y el de los muertos que genera que lo inactual adquiera una actualidad problemática. Los muertos representan un pasado no superado. Son muertos que no se mueren  y se congelan en las obsesiones que los caracterizan. Simbolizan un pasado tormentoso.
Tanto los fluidos como el color amarillo son aspectos recurrentes. Simbolizan en la novela lo trágico, la descomposición, la muerte y la pasión. El amarillo es el signo precedente de la sangre. Amarillas son las bananas y también el tren que transporta cadáveres. Amarillas son las flores que caen del cielo cuando muere José Arcadio Buendía, las que salen en el vaso con los dientes de Melquíades, las que el caballero le da a Remedios, la bella, de manera de cortejo antes de morir por su amor.  Amarillas son las mariposas que acompañan la relación amorosa y trágica de Meme y Mauricio Babilonia. Los fluidos aparecen como metáforas que se desbordan, fluyen o dan asco como en cuestiones escatológicas. Generalmente están relacionados con lo corporal,  la pasión o con la muerte.
Cabe observar que el olvido y la negación de la memoria están relacionados con episodios apocalípticos. El olvido influye en la vida de Macondo. Varios  puntos importantes de la novela residen en lo dudoso de la memoria, tanto individual como colectiva. La memoria constituida por selección, restringida por el olvido, formada por el lenguaje y reconstruida en función del contexto constituye un elemento fundamental en la obra de García Márquez. El libro en si es un espacio, una “máquina de la memoria” que mantiene vivo el recuerdo del reprimido.

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