martes, 16 de junio de 2015

Retratos familiares (Construcción de los recuerdos)

En blanco y negro, en marcos ovalados, rectangulares, sin marcos. Álbumes cargados con caras, gestos, momentos estáticos e infinitos. Parte del alma que se pierde en cada fotografía como en cada nostalgia, en cada beldad, en cada dolor. Generación y regeneración. Generaciones. Pasado, presente y futuro.
Ancianas centenarias dignas del realismo mágico con el que García Márquez nos cuenta el mundo; niñas futuro que juegan sonrientes y despreocupadas; amigos hermanos; tíos, primos, espacios vacíos, mi mamá, y entre todos amor.
Cambios. Movimiento. Cuatro generaciones en plena transición. Cada uno de sus integrantes con su particular estilo y todos con algo en común: la familia que nos tocó.
Con sus luces y sombras, sus desvíos, silencios y empastados. Con la alegría del compartir y construir.
Reconstrucción de escenas que después serán recuerdos. La memoria como capacidad de conservar pensamientos para luego reproducir estados de conciencia ya experimentados.  Sensaciones.
Memoria y olvido, ejes opuestos de un mismo plano que se complementan.
Complemento y no suplemento. Lo que suple no completa. Lo que completa llena, desborda, anima.
¡Ánimo! Somos extraños obligados a reconocernos familia, a reconocernos personas, a reconocernos humanos, animales, pasión, llanto, vida, emoción, acción, alivio, recuerdos del futuro. Ánimo desconocidos, conocidos, parientes, vecinos, hormigas, jarrones, cielo sin edificios ¡no estamos obligados a nada!
La nada también es algo, es todo, somos vos y yo, ustedesnosotrosellos, todos los verbos y sus conjugaciones, los pavos reales, los ruidos, los sueños, la imaginación y tu boca roja. Roja como la manzana que voy a comer para perder el paraíso y ganar infiernos.
Infiernos humeantes que incendian e implosionan jardines y esparcen de manera centrífuga sus cenizas que danzan arremolinadas entre los miedos y las pasiones, entre todo lo que pude ser, fue y no será. Círculos viciosos. Circo. Vicios circulares. Humo, tu boca en la manzana que luego voy a comer.
El todo. La nada. Tu boca. El rojo. La manzana. Mi delirio. Y allá al fondo un retrato de mi padre que me observa desde el otro lado de la muerte con su camisa arremangada cuando todavía no era mi padre, cuando todavía yo no existía en este mundo y vagaba libre por el universo como ahora lo hace él.
Ciclos. Cíclopes. Odiseas. Fantasía y realidad. Historias. Personas. Nosotros mismos dando vueltas, nadando en cielos eternos o ardiendo en la pasión de algún infierno. Cada uno de nosotros, solos o acompañados, dando vueltas con la nada que no deja de girar y nos marea y nos golpea y nos tira y una y otra vez volvemos a levantarnos para seguir bailando en círculos y a toda velocidad.

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