lunes, 23 de febrero de 2015

Padre mío que estas en el cielo

Hay un hombre joven sentado, mira al frente y sonríe. Plano medio. Perfil derecho. Sus rulos se combinan fluidamente desde las patillas con su barba tupida y su bigote reposa prolijo sobre su boca. ¿A quién mira?  ¿Por qué sonríe con sus dientes blancos y sus ojos achinados? El lóbulo de su oreja –siempre pronta a escuchar- aparece tímido por entre sus cabellos oscuros. Su contorno circular, su frente despejada y su sonrisa sincera suspendida en el tiempo iluminan el centro de la fotografía.

Lleva puesta una camisa gris azulada prolijamente arremangada. Los tres primeros botones desabrochados y blancos descubren su tetilla que, aunque tapada, puede verse de costado. Una cadenita rodea su cuello y un pequeño colgante la completa.

De fondo dos ventanas cerradas y una pared  proyectan geométricamente  su sombra. Dos claveles rojos y uno blanco aparecen de costado, por la mitad, al fondo, impertinentes; y auguran su futuro inmaterial.

Parece que flotaran como si estuvieran bajo el agua. Se mueven estando quietas las ondas de su pelo y se escucha la alegría.
Está contento de estar ahí.

¿Quién sacó la foto?


DIC   *    76 E   *   puede leerse sobre el borde blanco que la enmarca.



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