Totó, un joven huérfano inocente y con pocas luces, vive
junto con otra gente en un asentamiento en las afueras de Milán, producto de la
inmigración que huye de la escasez de la posguerra. Cuando se descubre petróleo
en el terreno donde viven, el protagonista decide enfrentarse al dueño de la
tierra, el poderoso señor Mobbi que sólo piensa en hacer negocios.
La tragedia y la comedia se mezclan desde que se crea
el poblado: aparecen retratados el racismo, los abusos, mentiras y estafas, el despotismo
y la dominación. El film reivindica a los personajes que viven en la miseria,
llenos de amor y respeto, que resistieron incluso una infancia difícil que no
ha podido socavar los buenos sentimientos. Totó es un personaje cargado de
bondad, ingenuidad e inocencia que lucha sin rencor contra una sociedad injusta
que monopoliza los recursos y abandona a los que menos tienen.
El abandono queda plasmado en imágenes que muestran la
crudeza de la época de posguerra: calles desoladas, descampados llenos de
escombros, nubes grises, mendigos amontonados compartiendo un rayo de sol, Totó
niño acompañando solo el ataúd de su madre adoptiva mientras la ciudad continúa
su rutina logrando que la muerte se
convierta en un elemento más del paisaje. De Sica retrata las amenazas que
pervierten y condicionan las relaciones humanas, atravesadas por intereses
económicos y las consecuencias de la lucha de clases.
Cargadas de de elementos fantásticos percibido por los
personajes como algo normal, característica del realismo mágico, se suceden escenas para el recuerdo llenas de
ingenio y poesía: Totó entre los repollos, las casas que cambian de lugar, el
enano que crece, el hombre que controla la humedad, la conversación perruna, la
madre seguida por los ángeles, la resurrección de la estatua, etc. Se transforma
lo cotidiano en una experiencia extraordinaria, la narración de hechos de la
realidad se combina con el mundo imaginario.
El final de la película hace girar la historia hacia
lo fantástico cuando un milagro – todos los personajes huyen de la policía
sobrevolando, montados en escobas, la catedral de Milán- compensa los esfuerzos de los humildes para
salir adelante y es justamente eso lo que la vuelve tan profunda y encantadora.
Milagro en Milán es una alegoría fantástica a cerca de
la pobreza y las injusticias sociales. De Sica a través de fundir la realidad
narrativa con elementos fantásticos y fabulosos propone soluciones inocentes y
genera que los personajes realicen acciones inesperadas en contra de una
autoridad que los oprime.
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