jueves, 19 de marzo de 2015

Y la nave va de Federico Fellini



Orlando, un reportero, es el encargado de narrar la crónica del viaje y el hilo conductor entre los diversos personajes e historias que tienen lugar en 1914 cuando un barco de lujo parte para llevar las cenizas de una famosa cantante de ópera, Edmea Tetua, y arrojarlas frente a la isla en que ella nació
Los personajes deambulan por la embarcación  y forman parte de un universo único y cerrado, viven situaciones que oscilan entre lo divertido y lo patético. Son prisioneros de una nave que se dirige a un lugar mítico e irrecuperable. Cuando hablan de Tetua dan informaciones absolutamente contradictorias que no nos dejan saber bien cómo fue. Orlando primero se mantiene al margen de todo y se dedica a explicar a cámara lo que sucede pero a medida que la película avanza se convierte en un personaje que participa en las acciones y abandona de a poco la costumbre de hablarle a la cámara. De esta manera Fellini juega con la idea de narrar. El narrador de esta película e Brechtiano, en él se conjuga todo el saber  Circense, romántico, tierno y ridículo, influye en la posibilidad de distanciamiento. El efecto de distanciamiento tiene la intención de que  el público no se identifique con la representación sino que en todo momento sepa que la misma es una ficción. La extrañación consiste en una representación que permite conocer al objeto y al mismo tiempo lo hace parecer extraño en relación consigo mismo, rompe con el ensimismamiento, vuelve activo al espectador.
Las situaciones que viven los personajes acomodados (personas cercanas a la cantante) se mezclan con el mundo obrero.  La travesía del cortejo funerario no viaja por mares tranquilos, ciertas dificultades de la lucha de clases y el fantasma de la guerra se ven con la llegada al barco de unos refugiados serbios primero y con la aparición de un amenazante buque de guerra después. Parece como si Fellini quisiera subrayar que pese a que esta gente de clase alta vive en un mundo lujoso y acomodado es inevitable que terminen entrando en contacto con personas más humildes. Las interpretaciones están condicionadas por lo que Brecht  llama “gesto social”, es decir, los personajes deben elaborarse (actitudes corporales, vocales y expresivas) teniendo en cuenta que son producto de condiciones sociales y materiales pero no deben caer en un “reflejo” de la realidad. El realismo que plantea Brecht es un realismo científico que consta de conocimiento y puesta en evidencia del proceso de producción, del proceso de emancipación, conocimiento y denuncia del proceso de explotación. Todos estos procesos aparecen manifestados en el transcurso de la obra, en las puestas en escena que no disimulan ser escenografías y en la caracterización de los personajes.
Lo que Fellini nos quiere mostrar  en Y la nave va es el fin de una época. Es una parodia al mundo de la música, una obra de arte grotesca que narra un ritual fúnebre donde la represión y la discriminación están presentes como así también la locura, el amor y la lucha de clases. Aquí, como en muchos otros casos, Fellini practica la reducción al absurdo de las ideologías representadas  a través del humor y de la risa.

Los primeros minutos de la película son un homenaje al cine mudo. Se ven imágenes del puerto en blanco y negro mientras van llegando los protagonistas. Luego aparece el sonido y el color. Apuesta por un tratamiento visual artificioso. No trata de ocultarlo sino más bien lo remarca y agudiza ayudado por la iluminación y el tratamiento del color. Amante de las oposiciones y en contra de un cine grandilocuente, seduce al espectador a través de rupturas y transgresiones.

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